La vitamina F no es realmente una vitamina, sino una mezcla de ácidos grasos que viene en dos formas: ácido linolénico (omega 3) y ácido linoleico (omega 6).
Estos ácidos grasos son uno de los componentes de la barrera cutánea y son los responsables de reducir la inflamación celular que provoca el envejecimiento de la piel.
La vitamina F actúa como hidratante y previene el envejecimiento cutáneo por su composición similar a las secreciones naturales de la piel.
También actúa como antidescamativo y reparador ya que mantiene la integridad de la barrera. Es capaz de restaurar la barrera natural de la piel y de conseguir su correcta hidratación y nutrición.
La vitamina F, además, tiene un papel muy importante a la hora de evitar la sensibilidad cutánea por sus acciones de mantenimiento de la barrera.
La deficiencia de la vitamina F produce una hiperqueratosis y una irritación que bloquea los poros, dando lugar a puntos negros e imperfecciones. Al añadir vitamina F de vuelta a la piel, se produce un equilibrio que restaura los lípidos de la piel y ejerce efecto antiinflamatorio.
Éste ingrediente se encuentra en: